Las consecuencias para el que maneja bajo la influencia son severas, con legisladores hoy día buscando establecer penas aún más graves. Según el nivel de intoxicación y la ocurrencia del accidente, hasta una primera ofensa puede castigarse con encarcelamiento y una convicción de delito grave estatal. Es común que el acusado pierda su licencia de conductor por meses o hasta años, reciba multas en los miles de dólares, y tengan antecedentes penales que luego les afecte su seguro y sus oportunidades de trabajo. La recurrencia de ofensas de este tipo, o convicciones combinadas con el cargo de no tener licencia para conducir, conllevan consecuencias aún más graves.
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